RETOS.
Sentada en el banco. Espero a que bajes del autobús para darte un beso.
Una lata de refresco a mi lado porque un niño se la ha dejado a medias de beber.
Y sigo esperando.
No paro de imaginar ese abrazo que nos daremos.
Y pasan los segundos como si fuesen horas.
Decido jugar, como cuando era una adolescente, al juego de las letras de las chapas.
Y juego.
Me sorprendo cuando llego a la tuya y se rompe.
Y sigo a la espera de escuchar tu voz, llamándome. Verte correr hacia mí.
El árbol que hay a mi lado me apunta con una de sus ramitas.
Y miro mi chapa. Me vuelvo a retar.
Estoy temblando. Mi corazón late muy deprisa.
Y pienso que si cae al suelo por el soplo del viento, tú serás mio.
De repente huelo algo agradable. Huelo a ti. Te huelo a ti. Estás aquí. Estás conmigo.
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